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Huída hacia el nirvana / Flight to Nirvana

CONTRAPORTADA

Huída Hacia el Nirvana, es la primera novela hippy que se publica en España. Pudo haber visto la luz en los años 70, pero su autora Sara Araque, ha preferido mantener el silencio.  Es esta una novela real que cuenta la experiencia de una joven española que, como tantos otros, se marcha a la India en busca de la verdad, siguiendo el camino espiritual.

La novela está escrita en un lenguaje claro y coloquial. Cuenta la aventura vivida entre gurúes y viajeros occidentales, en unos años en  que la  indumentaria,  la  música  y  los  alucinógenos  habían transformado el cuerpo y la mente de los jóvenes.

Huída Hacia el Nirvana es también un viaje a través de la conciencia y el interior del personaje, que conoce la vida de un hospital psiquiátrico tercermundista, con lo cual la novela adquiere mayor intensidad.  Pero, como todo lo bien escrito, deja en el recuerdo el sabor de una de las épocas más sorprendentes del siglo XX, porque el movimiento hippy produjo uno de los cambios mas importantes de la última parte del siglo, en el seno de la sociedad occidental.

RICARDO LLOPESA




PREFACE


FLIGHT TO NIRVANA is the first hippie novel that is published in Spain. It could have seen the light in the 70es, but their author Sara Araque, has preferred to maintain the silence. It is this a real novel that counts the experience of a young girl that, as so many other, leaves to India in search of the truth, following the spiritual road.

The novel is written in a clear and colloquial language.  It counts the adventure lived between gurus and western travellers, in that years in which the dress, the music and the hallucinogens had transformed the body and the mind of the youths.

FLIGHT TO NIRVANA is also a trip through the conscience and the experience that she knows in a horrible psychiatric hospital, so the novel acquires bigger intensity. But, as all well written, it leaves in the memory the flavour of one of the most surprising times in the XX century, because the movement hippie produced one of the most important changes of the last part of the century, in the bosom of the Western society.

RICARDO LLOPESA.

O ATERRIZO O ME LA PEGO
Ahora vuelvo, me voy a dar una vuelta.
¡Ah, aaaaaargh, Clik. Bzzzzz... órbita 58... Rrrr... ya sólo
quedan 57 órbitas en espiral! Iba atómica por la autopista cósmica,
cuando vi la matriz de un planeta con un cartel: PASIÓN. Y ahí me
absorbió la matriz pasional. ¡Oh!, je, je... naaa, ¡agghhh¡ ¡Hum! ¡Noo!
Mazazooo. ¡Thozk!, queja. ¡Ah... huy! ¡Que me la pego, que me mato, que
me descalabro... que me la doy! ¡Caigo en picado, no puede ser!
MAMÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁÁ.....
- Radiotelegrafista emita: voy del punto E al D en posición de
combate.
Facilis descensus Averno in interruptus.
Iba sobrevolando la acera a toda pastilla. Me inclinaba
demasiado del lado derecho, tenía que aterrizar. ¡Qué Newton me sostenga
en este trance!
Me acuerdo de esto porque de pequeña siempre soñaba que iba
volando a punto de estrellarme sobre la acera y braceando a ritmo de
crawll para amortiguar el golpe. Ya sabía que cualquier cosa que chocara
con la tierra quedaría aplastada, y el don consiste en aprender a
tirarse al suelo y fallar. Lo de fallar me salía a mí siempre redondo.
Así pues, en esta primera parte de mi vida sólo necesitaba muchos
sentimientos y precipitación para alcanzar mis propósitos. Así no se
podía errar una mala
caída. Por esto me lanzaba a una velocidad incontrolable por una
dirección indeterminada.
¡Y qué aterrizaje tan espectacular! A quién se le ocurre aterrizar sin
pistas, sin cables, sin nada de nada. Así he llegado a ser una
profesional de la caída. Y seguramente me daba el aire de cara, lo cual
obstaculizaba bastante.
¡No te tires! Pues nada.
La aceleración con la que caen los graves, es decir yo misma, está
condicionada por su estructura íntima. ¿Conseguirá la heroína cambiar su
núcleo atómico y/o su ADN? Inversión total de partículas. Sí, no, sí,
no. ¿Me quieres, no me quieres? Se abren las apuestas.
Pues bien, mientras vivía la gesta de «ya me la he pegado», y llena de
temor a desintegrarme en aquella velocidad sobre gris, una señora rubia,
mi mamá, se quedaba embobada frente al escaparete de una tienda de
ropita para bebés.
- ¡Qué lacitos, qué gorritos, qué faldones atestados de puntillas, qué
monada...!, -decía la rubia-.
Y aunque el médico le había asegurado ya, desde hacía 5 años, que no
podía tener hijos, se le revolvió a ella, en aquel momento, todo su
instinto maternal, ante la presencia de aquellas natas montadas
natalicias y... ¡ay!, lo que es el poder mental.
En esto entró mi padre:
- ¡El área conyugal es por ahí!
«Pam... parabán... paraban... bambán, paraban... parabampachín,
parabampachín, pachín pachín... La, la, la, la, la, lalalá, lalará,
parabapapá...»
¡El Rey del Pasodoble, el genuino, el auténtico, el de fama mundial: mi
padre!, que ya puesto a entrar, entró de paso en mi madre que dijo:
- ¡Ay, me voy a quedar embarazada!
Desfallecimiento que tras un minuto de indecisión fusionante, como en el
barroco de Rubens, aproveché yo para introducirme en sus células roja y
blanca, e inmiscuirme de tal modo en esa corriente seminal, que me
convertí en el nuevo eslabón de un renacimiento, evitando de paso mi
desintegración.
Et erunt due in carne una
¿Recuerdas aquella melodía...?
¿Sientes palpitar todavía la emoción
de entrega y posesión a la vez
de Aquella noche...?2
Y ahí caí en el nudo o cruce de caminos que los dioses ofrecen a Edipo,
y donde él elige su tragedia. Ahí se ató una pasión que se desatará con
amor. ¡Pensar que soy un producto de estos actos de inconsciencia,
necesidad, y de pulsión-pasión! Nacer pues, un deporte, una conjunción o
la buena coordinación del ensamblaje del clavadista, y como con todo,
hay que ir a ganar.
Una vez caída en los apasionados de mis padres, salí toda apasionada y
llena de babas, en una familia de clase media culta, justo en un Atico
A, no me daba tiempo a caer más bajo.
«¡Juraría que voy a refugiarme en esta casa, al Sur de los Pirineos!»
- Vos querida, -dijo el vidente ese que lo ve todo tocando la
fotografía-, en esta última “reencarnasión” os “habés” equivocado
totalmente, debiste haber ido hacia el Norte y “habés” ido hacia el
Sur. “Habés” hecho el viaje del revés.
Esto sin duda fue duro, aunque como ven no tenía remedio. En cuanto me
encontré con un cuerpo humano me sentí satisfecha. Tenía todos los
ingredientes necesarios para hacerme infeliz. Era bastante frágil y se
podía estropear enseguida; podía oler mal en cuanto se le abandonaba,
además envejecía, enfermaba pronto y moría rápidamente. En cuanto vi las
posibilidades de tener un cuerpo dominado por muchos sufrimientos,
tensiones, e instintos, no lo dudé ni un minuto y me metí en él.
Pero peor fue el alumbramiento o mi salida toda al exterior en una
maternidad de la colonia "La Cruz del Rayo". ¡Qué rollo! ¡A quién se le
ocurre salir de la escafandra materna en un sitio con un nombre así, que
es como tener al cielo por límite y estar ya marcada por la mitología
para siempre!
Este hecho tremendo tengo que recomponerlo, arreglármelo a mi modo,
porque si no, no se puede soportar, así que me lo compongo diciendo:
Primero marcada por la cruz, a fin de cuentas tenía que padecer la
"passsion" de nuestro Señor Jesucristo. Y en cuanto al rayo... descarga
eléctrica, línea imaginaria... podemos amañar la cosa partiendo de Zeus
que es el dios del rayo.
Recuerdo... lo recordaré todo... me parece que esto es lo fundamental,
¡las Musas!, aquella beatífica tarde en que echada entre el verde
brillante de los arrozales y las palmeras de Goa, tuve la sensación de
que una lluvia de oro finísimo caía sobre mí. ¿Era él, Zeus, que volvía
a visitar a Dánae? ¿Yo Dánae? ¿Sí o no? ¡Qué honor! ¡Qué horror, damas y
caballeros! ¡Qué sueño!.
Por cierto que el otro día estuve en el Museo del Prado viendo otra vez
el cuadro de la "Dánae" de Tiziano... y, ¡qué gorda!, un vientre
enorme, desastroso, y luego, como el cuerpo es blanco y la sábana
blanca, para separarlos, el pintor ha puesto un color amarillento por
las plantas de los pies y las piernas que da un "asssco"... le da un
aspecto de sucia "marronzuzca"... y el pie derecho deforme, con dos
dedos larguísimos, feísimos, y los otros cortísimos y el pecho
derecho como un huevo frito envejecido. Y no es que este gran pintor no
supiera pintar a las chicas, pero en la "Dánae" creo que Tiziano no
quería pintar un ideal de belleza, sino más bien un cuerpo real, y
encima, con las patas un poco abiertas, dejando ver como unos colgajos
de piel, que hacen de esta Venus una tipa sucísima, dicho sea con
perdón. Menos cuando se la ve desde lejos, que queda bien.
¡Qué lejos estaba ya del luminoso cielo de "La Bacanal", uno de los
cuadros más bellos que existen en el mundo!
Subí hasta el borde mismo
de la alzada copa
y allí
saciada en la cresta de un vino helado
navegué.
Los siete cielos me acompañaban.
¡Qué vuelo del espíritu!
¡Columna de fuego!
Y alrededor
un aroma de azúcar acaramelado
Así pues, en lo que respecta a la mitología grecorromana, me declaro
touchée.
Cuando me topé con la hindú y me enamoré locamente de Lord Shiva, ese
dios que posee tres ojos, el tercero en medio de la frente, el que no
lleva colirio, ¿se puede decir algo más de un dios?, resultó que él era
también un dios del rayo y de la iniciación sexual.
Y cuando me pasé al budismo descubrí que el rayo estaba representado por
el Vajra.
Está elaborado
como un cetro de diamantes.
Supongo que poseer este cetro doble de poder o luz, es haber domado la
naturaleza levantisca, el instinto, o el rayo, para ponerlos a tu
servicio y así decir con Blake:
Energy is eternal delight
Así pues, este era el ambiente y estos mis dioses y mis símbolos.
- ¿Y cual es tu nombre?
- Pues así de repente, no caigo, creo que me llamo extraviada, ya que
nunca me he visto en un estado de ilusión tan profunda.
Conclusión: ya tenía nombre y Dios; ya estaba en el tiempo y ya estaba
en la cárcel, celda 463.3
 
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